Programación, la otra lectoescritura
Texto extraído del capítulo Programación, la otra lectoescritura, de Ariel Torres, del libro "La escuela de las pantallas", de la Fundación Telefónica, cuyos autores son Alejandro Artopoulos y Carina Lion.
**La negrita y los subrayados no forman parte del texto original.
Otro asunto que sale siempre cuando planteo la necesidad urgente de entrenar a los chicos desde los
primeros años de la escuela primaria en el aprendizaje de programación es el argumento que llamaré
de Oposición. De alguna forma parece que aprender a programación se opone, obstaculiza o de alguna
otra forma daña el aprendizaje de la lectoescritura. No existe en realidad ningún peligro aquí. Los chicos deben saber leer y escribir antes de volcarse a la programación. No estaría mal —de hecho, sería
ideal— que al mismo tiempo que se alfabetizan comiencen a percibir las máquinas como juguetes
programables. Pero su verdadero entrenamiento comenzará cuando sean capaces de leer y escribir
instrucciones elementales.
Existen entornos amigables y simples para este fin.34 No es menester someterlos a los lenguajes más
profesionales, pero menos atractivos.35 Sin embargo, la meta no debe ser que aprendan un lenguaje en
particular. El lenguaje que aprendan debe ser una excusa para incorporar en sus mentes la idea de que
las máquinas están a sus órdenes, y no al revés. Que la Cábala Informática no es impenetrable, sino
que por el contrario es fácil de entender, incluso divertida y que cambia diametralmente la forma en
que vemos nuestro entorno, poblado de dispositivos digitales.
Insisto: enseñar a programar no significa inculcar un lenguaje, sino un concepto, una idea, una idea
simple, pero poderosa: la de que el entorno tecnológico en el que vivimos es programable, y que cualquiera puede escribir programas.
**La negrita y los subrayados no forman parte del texto original.
Portada del libro
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