jueves, 23 de marzo de 2017

The price of shame



La tecnología se ha ido instaurando durante los últimos años en nuestra realidad y nuestra vida cotidiana de forma paulatina e imparable, ya sea en la forma de trabajar, de comunicarnos e incluso de expresar y canalizar nuestras emociones. 

La infinidad de posibilidades que proporciona una red global interconectada de conocimiento y comunicación conlleva a su vez responsabilidades e implicaciones para las instituciones, administraciones y todos y cada uno de nosotros. 

La concepción de la red como un mundo virtual es matizable: si bien los canales de comunicación no son físicamente tangibles para nosotros, las consecuencias son reales. Estamos por tanto ante una nueva concepción de las acciones causa – efecto.
Los fraudes, bulos, engaños, acosos o difamaciones que se produzcan utilizando la red como medio de difusión provocan consecuencias dentro y fuera de ésta: ya sea un perjuicio económico, afecten directamente a la privacidad, a la reputación e incluso a la seguridad personal. 

Es por ello que, ante una nueva realidad no acotada, con múltiples posibilidades que se incrementan cada día y consecuencias reales para todos nosotros, ¿qué medidas podemos adoptar para protegernos? 

“Quizás un día vayas al banco y te nieguen un crédito porque Facebook les sople que vas a morir”. Chema Alonso, 25/02/2016. 
 
Es en el contexto escolar donde los niños comienzan a forjar sus relaciones sociales, y es por tanto un escenario idóneo donde adquirir las herramientas necesarias para proteger su privacidad, su seguridad y concienciarles de la necesidad de contribuir a proteger la de los demás. Han de ser conscientes de que cualquier información que viaje por la red, cualquier foto personal o dato enviado a través de ésta puede ser interceptado.
Las corporaciones, empresas e instituciones ya disponen de herramientas de protección, como redes privadas virtuales y algoritmos de cifrado de datos pero, ¿cómo podemos enseñar a los más pequeños a protegerse? 


Es en mi opinión fundamental incidir en la importancia de conocer las implicaciones que cualquier acción en la red puede acarrear. Conforme crecemos tomamos decisiones cuyas consecuencias tienen mayor repercusión en nuestra vida, y es por ello que si desde el principio los niños toman conciencia de dónde están los límites y hasta qué nivel pueden estar expuestos, pueden reducirse los peligros derivados del uso de las tecnologías. El acoso entre menores es un fenómeno que pese a que siempre se ha producido en mayor o menor medida en los centros, ha encontrado en los últimos años un medio de difusión imparable e incontrolable. 

El acoso, las peleas y los insultos pueden ser grabados y difundidos, por lo que el daño no se acota. El ciberbullying facilita la continuación en el tiempo y la difusión de este acoso.
El móvil es una herramienta nueva, y sólo enseñando a los niños de qué forma utilizarlo sin perjudicarse a ellos mismos ni a los demás podrán evitarse problemas como el robo de contraseñas, datos personales o la difusión de grabaciones que perjudiquen a ellos mismos o a sus compañeros. Es también fundamental que sean muy críticos con la información que encuentran en la red, para no dar credibilidad a estafas o bulos (hoax). Pese a que en esas edades no es habitual que realicen operaciones bancarias, y amenazas como el pishing no impliquen robos de dinero, sí son susceptibles como cualquier otro internauta a robos de datos de identidad personal. 



Es por tanto un reto para el sistema educativo y los equipos docentes promover y fomentar estas buenas prácticas de forma que los alumnos adquieran conciencia de una nueva realidad que, definitivamente, ha venido para quedarse.

 
“The price of shame”. Monica Lewinsky, TED Talks.
“Adelantemos 12 años a 2010, y ahora los medios de comunicación social se han instaurado.” ....... “Las consecuencias para algunos se han convertido en graves, muy graves. Estaba hablando por teléfono con mi mamá en septiembre de 2010, y estábamos hablando de la noticia de un estudiante de primer año de la Universidad de Rutgers llamado Tyler Clementi. El dulce, sensible y creativo Tyler fue filmado secretamente por su compañero de cuarto mientras tenía relaciones íntimas con otro hombre. Cuando el mundo en línea se enteró de este incidente, la burla y el acoso cibernético se encendieron. Unos días más tarde, Tyler saltó desde el puente George Washington para matarse. Tenía 18 años.”
.......
“La crueldad con los demás no es nada nuevo, pero en línea, tecnológicamente
mejorada, la vergüenza se amplifica, es incontenible y de acceso permanente. El eco de la vergüenza se usaba solo para ampliar su alcance a tu familia, pueblo, escuela o comunidad, pero ahora es a la comunidad en línea también. Millones de personas, a menudo de manera anónima, puede apuñalar con sus palabras, y eso produce gran cantidad de dolor,y no hay perímetros alrededor de cuántas personas pueden observarte públicamente y ponerte en una empalizada pública. Hay un precio muy personal por la humillación pública, y el crecimiento de Internet ha aumentado ese precio.” 
Recuperado de
https://www.ted.com/talks/monica_lewinsky_the_price_of_shame/transcript?lang uage=es


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